Capítulo 4: Volveré…
Raquel se acercó a Alice y le
abrazó, ella continuó llorando ante nuestras caras de asombro. Sus lágrimas
relucían bajo la tenue luz del sol Siberiano, los abrazos eran tesoros y los
consuelos, esperanzas.
Emmy preguntó que le ocurría:
-Alice, ¿Qué pasa?
-Mi padre… Ha muerto…-Dijo
sollozando-.
Todos pusimos cara de asombro e
intenté que se sintiera lo mejor posible consolándola. Se levantó, recogió sus
cosas y dijo:
-Debo volver a Londres por su
entierro, si para cuando haya pasado esto, estoy bien…Volveré…-Dijo secándose
las lágrimas y bajando junto a Mar el terraplén que llevaba de nuevo al
camino-.
Mar se frotaba las manos para calentárselas
y se agarraba a los árboles para no tropezar. Algo me decía que nos volveríamos
a ver.
Raquel le acompañó y nos dio su
número de teléfono para que le llamásemos si ocurría algo. Nos miramos los unos
a los otros, solos otra vez. Tao hizo que había pasado nada y volvió a intentar
pasar sobre el hielo. La conducta fría y descarada que nos acababa de mostrar
hacia que perdiésemos la confianza en él o por lo menos hasta que nos ayudase a pasar. Dejando atrás el sonido de los llantos
seguimos el camino sobre el lago. Fue duro, pero después de mojarnos unas
cuantas veces, conseguimos llegar al otro lado. La majestuosa caverna estaba
hecha de hielo literalmente, sus paredes eran frías, el suelo era frío, el aire
frío… La única ventaja era que no nevaba. Tao llevaba el mapa del profesor y se
orientaba por los pasadizos, no puedo decir que eran oscuros ni tenebrosos
porque la luz pasaba a través del hielo creando una mágica estampa invernal.
Poco a poco los caminos se hicieron más amplios hasta llegar a una plaza con
tres caminos. El primero, situado a la izquierda, era difícil de describir.
Porque el fondo estaba completamente tapado por niebla. El segundo no tenía nada
de especial y el tercero no se podía denominar camino, era solamente un abismo
por el que se podía bajar, aunque corriendo el peligro de caer sobre tal
agujero. Tao se paró y dijo:
-Esto es difícil de descifrar,
vamos a tener que separarnos. Flora y yo iremos por aquí y vosotros por
allí-Dijo Tao señalando al primer camino-.
-Me parece que sería mejor si Luke
y yo vamos por ese- Dije señalando al que parecía más seguro-.
Tao no me hizo caso y me llevó por
el sendero con afiladas estalactitas, no más peligroso que nuestro misterioso
camino. Recogiendo el equipaje de mano que llevábamos nos repartimos comida y
otras cosas. Emmy y Luke llevaban brújula, el diario del profesor y un par de
bocadillos. Yo llevaba la rosa de oro, un bocadillo y muchas esperanzas de que
todo aquello acabase rápido. En cuanto nos separamos comencé a reflexionar,
Luke era para mí como un hermano, pero lo nuestro había sido muy bonito. Ambos
compartimos experiencias alegres y tristes, que habían hecho que forjásemos una
unión consistente en que no éramos nada el uno sin el otro. Me sentía
desprotegida sin él a mi lado, me sentía vacía sin él junto a mí. Me dieron
ganas de pararme y decir…
<<Tao, para, tengo que
decirle algo a Luke!<<
Sin darme cuenta ya se lo había
dicho, me tapé la boca y esperé. El me dijo bajo aquel hielo del que se
desprendían algunas estalactitas:
-Soy yo, el que debe decirte algo…
Tras eso me tocó el pelo y quitó
la mochila mis hombros. Acercó su boca a la mía y antes de que yo pudiera
soltar alguna bofetada, me besó. Cerré los ojos para olvidarme de todo y me
dejé llevar. Me imaginé a mi junto a él, empezando de cero. Con Candela, Alice,
Emmy, Raquel… Y Luke. Una imagen de Luke apareció en mi cabeza llorando y alejándose
de mí. No pude seguir con aquello y me separé de Tao. El aprovechó mi momento
de despiste provocado por el beso y agarró la mochila. Salió corriendo hasta la
plaza y saco un explosivo de su bolsillo. Corrí persiguiéndole pero era demasiado
tarde. El explosivo chocó contra el hielo e hizo que varias piedras y
estalactitas se desplomaran ante mí. No lloré por la rosa, sino por lo que
acababa de pasar. Ame a quien no me amaba, despreciando a quien más lo hacía.
Mis lágrimas cayeron al suelo casi congelándose. Me dolía todo el cuerpo de tan
mal que lo había pasado pero seguí llorando con todas mis fuerzas. Que era lo
mínimo que debí hacer por Luke.
No hay comentarios:
Publicar un comentario