Capitulo 6: Teníamos un trato.
Tao caminaba tranquilo y sumiso
hasta el abismo. Guardó la rosa en un paño para que no le pasase nada y empezó
a descender por el camino que bajaba al fondo de aquel misterioso lugar.
Procuraba no resbalar con el hielo ni tocar las paredes para evitar congelamientos
y caídas innecesarias. En ese mismo instante, Candela entraba en la cueva.
Llegó a la plaza tras caminar varios minutos bajó la gruesa placa de hielo que
le cubría la cabeza, se apartaba la nieve de los hombros y se frotaba los
brazos con el contrario para calentarse. Se quitó las gafas y se frotó los
ojos. Caminó un poco más y empezó a oir gritos. Miró hacia los lados y corrió
hasta la montaña de rocas y nieve de donde provenían los sonidos.
-¡Socorro!-Se oía al otro lado-.
-¿Quién está ahí?-Preguntó
Candela-.
-Flora, por favor ayúdame
Candela apartó poco a poco las
rocas hasta abrir un pequeño pasaje que conectaba las dos salas.
-Candela, gracias, pensaba que no
salía…
-¿Dónde están los demás?
-Luke y Emmy se fueron por ese
lado y Tao vino conmigo, de hecho fue él el que me dejo aquí encerrada. Se ha
llevado la rosa.
-Ya suponía que Tao estaba
haciendo tratos con gente muy rara. Esto tiene que ver con uno de sus tratos.
-¿Cómo que gente rara?
-Tao lleva una semana hablando
con un hombre de traje rojo, hacía tratos con él, me dijo que ese hombre le
había prometido mucho dinero…
-Allan… Está en Siberia.
-¿Quién es Allan, Flora?
-Te lo contaré por el camino,
nosotras vayamos a buscarle. ¿Sabes a donde puede haber ido?
-Seguramente se halla ido por el
abismo, no me he cruzado con él en la entrada y cuando venimos de pequeños a la
caverna no le gustaba entrar en el laberinto. Puede perderse.
-Vamos a por él. No creo que
Allan vaya a cumplir su parte del trato…
Mientras tanto, al borde del
abismo, Tao esperaba sentado con la rosa en sus manos.
-Veo que has cumplido tu parte-Le
dijo Allan sonriendo-.
-Aquí tienes, ahora dame lo que
me prometiste…
-Lo siento pero no puedo dártelo,
otra vez será.
Tao se levantó y corrió hacia él,
Allan le esquivó pero Tao se supo mantener en equilibrio. Siguieron con la
pelea hasta que en un desafortunado momento, Tao tropezó junto al abismo, se
consiguió estabilizar pero en cuestión de segundos, Allan puso su mano en el
pecho de Tao empujándolo sobre el oscuro pozo. Tardó en oírse el golpe de su
cuerpo chocar contra el fondo.
Allan no miró más para ese lugar
y siguió descendiendo. Llegó a un sitio en el que se acababa el camino, pero
continuaba a varios metros. Era imposible saltar y claro, no se podía ir
andando, miró al suelo vio una
inscripción que decía:
Пропустить, вы придете (Salta sin
miedo)
Cerró los ojos, apretó los
labios, cogió carrerilla y saltó. No llegó a la otra parte, pero al caer, chocó
contra algo duro, transparente y frío. Miro hacia abajo y pudo ver como sus
pies se mantenían en el aire sin que nada les aguantase, aparentemente, estaba
flotando. Siguió caminando y subió al trozo de tierra donde se alzaba una alta
puerta con la sílaba RO.
Justo antes de entrar, Candela y
Flora aparecieron delante de él.
-¿Allan, dónde está mi
hermano?-Le gritó Candela después de que Flora le explicase por el camino la
historia de las llaves-.
-Digamos que ha bajado por el
abismo, que pena que no vaya a volver a subir.-Se río él-.
El rostro de Candela se volvió
pálido. Flora leyó la inscripción del suelo, pero ella apreciaba su vida lo
suficiente como para no saltar. Allan abrió la puerta y se despidió de ellas en
un tono irónico. Candela empezó a llorar, gritando sobre el abismo. Así se
quedaron varios minutos, sin habla, sin consuelo de nadie…