Capítulo 7: Las mil y una reinas
Unas cien filas de pequeñas
estatuas con forma de reina se alzaban sobre las cabezas de Emmy y Luke. Cada
una de ellas en una pose diferente y adornada por joyas de todo tipo. Collares,
anillos, pendientes… Aunque ninguna corona. Caminaron por la sala pasando la
mano por las reinas, apartándola por el frío y observando cada uno de los
detalles tan marcados. En el centro se alzaba la reina más grande, tres metros
de hielo y tremenda majestuosidad. A sus pies, un tabla de piedra con
inscripciones. Luke se colocó delante de ella y empezó leer.
Busca la
[…] de la reina.
Emmy apoyó sus manos sobre la
tabla y empezó a pensar sobre ello. Había una palabra omitida en la frase, la
respuesta tenía que estar dentro de la cueva, pero… ¿Dónde?
Luke volvió a la puerta e intentó
abrirla un poco, para comprobar que la bestia se había ido. En efecto, estaba
todo despejado, se metió de nuevo en el laberinto y dijo:
-Emmy, mira esto. Tiene que
significar algo.-Dijo observando la inscripción de la puerta que decía CO-.
-A lo mejor es parte de lo que
falta en la tabla.
-¿Y cómo encontraremos el resto
de la palabra? Yo no quiero volver a perderme por el laberinto.
-Debe haber otra forma…
En ese momento la bestia salió de
las sombras y se lanzó contra Luke. Intentó escapar pero no pudo, cuando se
quiso dar cuenta ya no tenía salida. Cerró los ojos y sintió algo húmedo en la
cara. Los volvió a abrir poco a poco y observó como el lobo le lamía la cara.
En señal de alivio, Luke suspiró
acariciando su pelaje. El intimidante rostro de la bestia reflejaba serenidad,
se sentía mucho más tranquilo que antes. Luke le acariciaba de tal manera que
parecía que era su perro. De un momento a otro se oiría la frase:
-Emmy, ¿Nos lo podemos quedar?
Pero Emmy era la persona que más
miedo le tenía a los perros y más si medían poco menos que ella. El lobo les
trajo la mochila, pidiendo más comida como la que habían guardado allí. Al
principio le dieron lo que tenían porque el pobre no debía comer normalmente,
pero al acabárseles la comida el lobo seguía reclamando alimento. Les siguió
mientras que buscaban la otra parte de
la inscripción, protegiéndoles del frío en los descansos, apartando el hielo
que obstaculizaba el camino...
Se sentía completamente en deuda
con ellos por haberle ayudado y ahora les seguiría por todas partes como un
ángel de la guardia. Luke y Emmy abandonaron la búsqueda de la palabra por el
laberinto y volvieron a la sala de las reinas. Allí Allan observaba la estatua
central, escribía en un papel la sílaba de la puerta del abismo y cambiaba de
dirección dirigiéndose al lugar desde el que los chicos le observaban. Emmy le
tapó la boca a Luke para que no dijera nada, pero el lobo se lanzó delante de
su camino y comenzó a ladrar. Allan le esquivó con saltos rápidos y lo aturdió
con patadas suaves por varios lados de su cuerpo. Después salió corriendo por
una puerta diferente a la que él había utilizado para llegar ahí.
Apareció en un túnel con miles de
estalactitas, donde el hielo era más frío y la niebla menos densa. En una
esquina se encontraba la mochila de Flora. Y más allá un montón de nieve con un
pequeño agujero creado por Candela. Cerró la puerta para ver la inscripción y pasó
la mano sobre ella. Despacio fue diciendo en alto:
-¿N… A…? Hum... Lo tengo.
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